viernes, 28 de febrero de 2014
martes, 25 de febrero de 2014
LA SEMANA CULTURAL
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viernes, 21 de febrero de 2014
75º ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ANTONIO MACHADO
Antonio Machado: cánticos del alma
La Casa de los Poetas conmemora los 75 años
de la muerte en Collioure del autor de 'Soledades' y 'Campos de
Castilla'. La segunda y última jornada se celebra esta tarde, también en
Santa Clara.
Las jornadas que organiza estos días el Ayuntamiento para conmemorar los
75 años de la muerte de Antonio Machado en la población francesa de
Collioure, camino del exilio junto a su madre -exactamente el 22 de
febrero de 1939-, comenzaron con el anuncio de la presentación de una
escultura del poeta. Esto, las estatuas, los monumentos, a unos les
gustan mucho y a otros no tanto, pero lo que es seguro es que la mejor
manera de homenajear y mantener vivo a un escritor es leyéndolo. Al
menos así se comprende por qué esa persona se merece una estatua.
A eso se dedicaron, a profundizar en su obra, Antonio Machado, una honda palpitación, las jornadas ideadas por José Daniel M. Serrallé, director de la Casa de los Poetas y las Letras de Sevilla, que se abrieron al mediodía en el Palacio de las Dueñas y se retomaron luego, desde la tarde a la noche, en el Espacio Cultural Santa Clara. En el primer lugar, donde nació el homenajeado el 26 de julio de 1875, se reunieron algunos de los poetas y especialistas que participan en estas ponencias y mesas redondas para leer algunos de sus poemas favoritos de Machado, uno de esos poetas tan grandes que en sí mismos son géneros, tradiciones, mundos, y aparte de eso uno de los verdaderamente ineludibles de cuantos conoció el -en este aspecto al menos sí- formidable siglo XX en España.
"Una tarde parda y fría / de invierno. Los colegiales / estudian. Monotonía / de lluvia tras los cristales". Pablo del Barco quiso leer el poema que empieza así, uno de los que Machado escribió para su primer libro, Soledades, como "homenaje también" a los docentes. El mismo poeta lo fue, como se sabe, y además en su formación fue crucial la admiración de su abuelo y luego también de su padre por la Institución Libre de Enseñanza y su gran inspirador, Francisco Giner de los Ríos. A él le dedicó una hermosa elegía ("Hacedme / un duelo de labores y esperanzas. / Sed buenos y no más, sed lo que he sido / entre vosotros: alma. / Vivid, la vida sigue, / los muertos mueren y las sombras pasan, / lleva quien deja y vive el que ha vivido...") que leyó Alejandro Duque Amusco. Al lado mismo del patio de Sevilla y del huerto claro donde madura el limonero, aquellos recuerdos que fueron la infancia del poeta, Enrique Baltanás leyó otro sobre el mismo lugar, uno sobre una tarde de soledad y nostalgia ("y estoy solo, en el patio silencioso, / buscando una ilusión cándida y vieja: / alguna sombra sobre el blanco muro, / algún recuerdo..."). José Julio Cabanillas recitó una de sus Nuevas canciones, una evocación del padre trabajando en su despacho: "Mi padre, aún joven. Lee, escribe, hojea / sus libros y medita. Se levanta; / va hacia la puerta del jardín. Pasea. / A veces habla solo, a veces canta...". Y en nombre de Aquilino Duque, aquejado de gripe, leyó Serrallé estos Consejos: "Sabe esperar, aguarda que la marea fluya / -así en la costa un barco- sin que al partir te inquiete. / Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya; / porque la vida es larga y el arte es un juguete. / Y si la vida es corta / y no llega la mar a tu galera, / aguarda sin partir y siempre espera, / que el arte es largo y, además, no importa".
Ya en Santa Clara, a las 18:00 comenzaron las ponencias y mesas redondas bajo el epígrafe El poeta en su tiempo. José Esteban, escritor, periodista y editor entre otros saberes múltiples, trazó un retrato del Machado más temprano, el que en Soledades (1903) "recuerda a Rubén Darío pero con un tono totalmente personal, machadiano ya", visiblemente interesado también en las miradas y músicas de Bécquer y Verlaine, caracterizado tanto por su sencillez y su atmósfera de nostalgia como por su concepción de la poesía como un "puro cántico basado en las emociones y no en los razonamientos". Este último fue uno de los motivos, sólo uno, por los que el poeta partió de una tradición pero no se conformó con ello, y al hacerla suya la llevó más lejos.
En su intervención, el profesor, poeta, ensayista y traductor, Alejandro Duque Amusco explicó por qué no comparte algunas lecturas que de alguna forma niegan la existencia de una evolución en la obra desarrollada en el tiempo por Machado, o que incluso creen ver una involución desde el punto de vista formal. Para Duque Amusco, es "un solo poeta, pero es cierto que muy heterogéneo", de tal modo que se pueden distinguir "fases" distintas en los 40 años que estuvo escribiendo poesía, pero esas fases son "modulaciones o ecos de una voz principal y única". Lo que hace que, en realidad, y conociendo su concepción de la literatura como proyecto siempre en marcha hacia lo mejor que pueda dar de sí una voz, hacia la "verdad total", su obra toda sea "un único libro".
Pero sí, fases tuvo. En un verso, el poeta habla del yo, de su yo, como "un borroso laberinto de espejos". Entonces, como recordando lo que dijo una vez su admirado Giner de los Ríos -"el día que España esté a la altura de su paisaje..."-, comprendió hasta el fondo también lo que afirmó Descartes, eso de que "hay que agarrarse a algo para poder salvarse", encontró la salida a su "crisis de la subjetividad" clavando su mirada y su pensamiento en el paisaje, en la naturaleza, en su tierra. Esa búsqueda interior desembocó en la cima de Campos de Castilla. Aunque hay otros Machados en Machado -el del amor siempre teñido de sufrimiento y desengaño, el de la ironía como "gesto de rebeldía", el de la "plenitud metafísica" de los textos apócrifos de Abel Martín-, Duque Amusco es de los que encuentran "lo mejor de la poesía" de Machado en la honda exaltación elegíaca de esa última obra, "más realista" y nacida en parte -porque hay mucho paisaje andaluz también en ese libro- de sus años sorianos.
El poeta, ensayista y novelista Aquilino Duque, premio Nacional de Literatura en 1975, siempre ha tenido que disculparse, contó ayer, por tener a Machado entre sus indispensables. "Ante un bando y ante el otro". Y la cuestión, más allá de todas las extemporáneas soflamas políticas que ventiló durante la mayor parte de su intervención, es que es más que cierto, como dijo, que Machado es "demasiado ancho y vario como para que nadie quiera apropiárselo".
Hoy, estas actividades celebran su segunda y última jornada, esta vez bajo el subtítulo El poeta en nuestro tiempo. Participarán, desde las 18:00, también en Santa Clara y con acceso libre hasta completar aforo, Álvaro Salvador, Jesús Fernándz Palacios, Rafael Reig, Carlos Peinado Elliot y Alejandro Luque; a las 20:00, Rafael Adolfo Téllez, José Ángel Cilleruelo, Francisco José Cruz y José María Jurado García-Posada cerrarán la conmemoración con una lectura.
A eso se dedicaron, a profundizar en su obra, Antonio Machado, una honda palpitación, las jornadas ideadas por José Daniel M. Serrallé, director de la Casa de los Poetas y las Letras de Sevilla, que se abrieron al mediodía en el Palacio de las Dueñas y se retomaron luego, desde la tarde a la noche, en el Espacio Cultural Santa Clara. En el primer lugar, donde nació el homenajeado el 26 de julio de 1875, se reunieron algunos de los poetas y especialistas que participan en estas ponencias y mesas redondas para leer algunos de sus poemas favoritos de Machado, uno de esos poetas tan grandes que en sí mismos son géneros, tradiciones, mundos, y aparte de eso uno de los verdaderamente ineludibles de cuantos conoció el -en este aspecto al menos sí- formidable siglo XX en España.
"Una tarde parda y fría / de invierno. Los colegiales / estudian. Monotonía / de lluvia tras los cristales". Pablo del Barco quiso leer el poema que empieza así, uno de los que Machado escribió para su primer libro, Soledades, como "homenaje también" a los docentes. El mismo poeta lo fue, como se sabe, y además en su formación fue crucial la admiración de su abuelo y luego también de su padre por la Institución Libre de Enseñanza y su gran inspirador, Francisco Giner de los Ríos. A él le dedicó una hermosa elegía ("Hacedme / un duelo de labores y esperanzas. / Sed buenos y no más, sed lo que he sido / entre vosotros: alma. / Vivid, la vida sigue, / los muertos mueren y las sombras pasan, / lleva quien deja y vive el que ha vivido...") que leyó Alejandro Duque Amusco. Al lado mismo del patio de Sevilla y del huerto claro donde madura el limonero, aquellos recuerdos que fueron la infancia del poeta, Enrique Baltanás leyó otro sobre el mismo lugar, uno sobre una tarde de soledad y nostalgia ("y estoy solo, en el patio silencioso, / buscando una ilusión cándida y vieja: / alguna sombra sobre el blanco muro, / algún recuerdo..."). José Julio Cabanillas recitó una de sus Nuevas canciones, una evocación del padre trabajando en su despacho: "Mi padre, aún joven. Lee, escribe, hojea / sus libros y medita. Se levanta; / va hacia la puerta del jardín. Pasea. / A veces habla solo, a veces canta...". Y en nombre de Aquilino Duque, aquejado de gripe, leyó Serrallé estos Consejos: "Sabe esperar, aguarda que la marea fluya / -así en la costa un barco- sin que al partir te inquiete. / Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya; / porque la vida es larga y el arte es un juguete. / Y si la vida es corta / y no llega la mar a tu galera, / aguarda sin partir y siempre espera, / que el arte es largo y, además, no importa".
Ya en Santa Clara, a las 18:00 comenzaron las ponencias y mesas redondas bajo el epígrafe El poeta en su tiempo. José Esteban, escritor, periodista y editor entre otros saberes múltiples, trazó un retrato del Machado más temprano, el que en Soledades (1903) "recuerda a Rubén Darío pero con un tono totalmente personal, machadiano ya", visiblemente interesado también en las miradas y músicas de Bécquer y Verlaine, caracterizado tanto por su sencillez y su atmósfera de nostalgia como por su concepción de la poesía como un "puro cántico basado en las emociones y no en los razonamientos". Este último fue uno de los motivos, sólo uno, por los que el poeta partió de una tradición pero no se conformó con ello, y al hacerla suya la llevó más lejos.
En su intervención, el profesor, poeta, ensayista y traductor, Alejandro Duque Amusco explicó por qué no comparte algunas lecturas que de alguna forma niegan la existencia de una evolución en la obra desarrollada en el tiempo por Machado, o que incluso creen ver una involución desde el punto de vista formal. Para Duque Amusco, es "un solo poeta, pero es cierto que muy heterogéneo", de tal modo que se pueden distinguir "fases" distintas en los 40 años que estuvo escribiendo poesía, pero esas fases son "modulaciones o ecos de una voz principal y única". Lo que hace que, en realidad, y conociendo su concepción de la literatura como proyecto siempre en marcha hacia lo mejor que pueda dar de sí una voz, hacia la "verdad total", su obra toda sea "un único libro".
Pero sí, fases tuvo. En un verso, el poeta habla del yo, de su yo, como "un borroso laberinto de espejos". Entonces, como recordando lo que dijo una vez su admirado Giner de los Ríos -"el día que España esté a la altura de su paisaje..."-, comprendió hasta el fondo también lo que afirmó Descartes, eso de que "hay que agarrarse a algo para poder salvarse", encontró la salida a su "crisis de la subjetividad" clavando su mirada y su pensamiento en el paisaje, en la naturaleza, en su tierra. Esa búsqueda interior desembocó en la cima de Campos de Castilla. Aunque hay otros Machados en Machado -el del amor siempre teñido de sufrimiento y desengaño, el de la ironía como "gesto de rebeldía", el de la "plenitud metafísica" de los textos apócrifos de Abel Martín-, Duque Amusco es de los que encuentran "lo mejor de la poesía" de Machado en la honda exaltación elegíaca de esa última obra, "más realista" y nacida en parte -porque hay mucho paisaje andaluz también en ese libro- de sus años sorianos.
El poeta, ensayista y novelista Aquilino Duque, premio Nacional de Literatura en 1975, siempre ha tenido que disculparse, contó ayer, por tener a Machado entre sus indispensables. "Ante un bando y ante el otro". Y la cuestión, más allá de todas las extemporáneas soflamas políticas que ventiló durante la mayor parte de su intervención, es que es más que cierto, como dijo, que Machado es "demasiado ancho y vario como para que nadie quiera apropiárselo".
Hoy, estas actividades celebran su segunda y última jornada, esta vez bajo el subtítulo El poeta en nuestro tiempo. Participarán, desde las 18:00, también en Santa Clara y con acceso libre hasta completar aforo, Álvaro Salvador, Jesús Fernándz Palacios, Rafael Reig, Carlos Peinado Elliot y Alejandro Luque; a las 20:00, Rafael Adolfo Téllez, José Ángel Cilleruelo, Francisco José Cruz y José María Jurado García-Posada cerrarán la conmemoración con una lectura.
Actividades por el 75º aniversario de la muerte de Machado
El Centro Andaluz de las Letras (
CAL) conmemora el 75 aniversario de la muerte de Antonio Machado.Ha
elaborado un programa de actividades en todas las provincias andaluzas.
El acto central del homenaje tendrá lugar en Colliure durante los días
22 y 23 de febrero donde el Consejero de Educación, Cultura y Deporte,
Luciano Alonso, está presente en el aniversario que ha organizado la
Fundación Antonio Machado en el sur de Francia.
Antonio Machado fue uno de los miembros más representativos de la denominada Generación de 98,
y su obra es el vivo reflejo de esa España en decadencia cultural y
política que tanto preocupó a los intelectuales de su tiempo. Machado
fue un hombre intensamente comprometido, un artista que supo demostrar
una encomiable coherencia vital y que dejó una personal y profunda
huella. Aunque vivió la mayor parte de su vida fuera de su Andalucía
natal, pocos autores existen tan reconocibles y vinculados en su obra a
su tierra. Machado evocó en versos inolvidables su infancia sevillana,
los patios, el ambiente de la ciudad (la luz, el olor, el sol, etc.).
Tras la experiencia de su trágica viudez, buscó consuelo en Baeza, cuya
naturaleza física y espiritual supo retratar con singular exactitud en
sus poemas; así como la hondura del saber popular en sus prosas
filosóficas y las costumbres de la sociedad andaluza de su tiempo en
obras teatrales escritas en colaboración con su hermano Manuel.
Y será en Baeza, la tierra andaluza del olivar, donde el próximo 19 de febrero comience el programa de actos conmemorativos a Machado, que cuenta con la colaboración del Instituto Francés de España. Con la presencia de los clubes de lectura de Baeza, el director de contenidos y programas del Centro Andaluz de las Letras, Juan José Téllez, asistirá a la lectura de poemas de Machado y a la proyección del documental ‘El largo viaje a Sevilla’ junto a la Delegada Territorial de Jaén, Yolanda Caballero Aceituno, y el alcalde de Baeza, Leocadio Marín, en el Club UNESCO (Plaza del Pópulo, s/n) a las 18:30 horas.
La proyección del documental ‘El largo viaje a Sevilla’, dentro de la
serie ‘Andaluzas’ de Canal Sur Radio y realizado por Antonio Ramos
Espejos, narra la vida de Ana Ruiz, la madre de los hermanos Machado.
Una andaluza que compartirá el dolor, la huida y el fatal destino de uno
de sus hijos, Antonio. El documental reconstruye los últimos días de
Antonio Machado y Ana Ruiz con el testimonio de expertos y de los
vecinos que les ayudaron en el último viaje. Cansada y moribunda, Ana
Ruiz Machado cruzó la frontera pensando que volvían a Sevilla. Tres días
después de la muerte del poeta, su madre le seguiría una vez más para
arroparle en la adversidad. En el gabán de Antonio Machado encuentran su
último verso ‘Estos días azules y este sol de la infancia’. Madre e
hijo pensaron, al llegar el último aliento, en aquello que habían
perdido.
También la palabra del poeta, con los versos de “Campos de Castilla”
interpretados por actores, podrán escucharse a través de nuestro
proyecto PoetiCAL, el mapa de los sonidos poéticos de Andalucía, puesto
en marcha en 2012 y que seguirá contando con la colaboración de la
Asociación Ocupaccion Poética y con el Instituto Castellano y Leonés de
la Lengua, para esta ocasión en concreto. PoetiCAL es un proyecto que
nace de la unión entre arte y nuevas tecnologías.
A lo largo de 2014, el Centro Andaluz de las Letras y la Consejería
de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía pretende poner
en valor a algunos de los escritores andaluces del exilio. En
colaboración con el Centro de Estudios Andaluces, dependiente de la
Consejería de Presidencia, así como otros organismos, a lo largo de este
año se programarán exposiciones, conferencias, recitales y cursos en
torno a la vida y a la obra del destierro andaluz tras aquella
contienda. En ese sentido, se aproximará la memoria de autores como
María Zambrano, Manuel Altolaguirre, Concha Méndez, Emilio Prados, Luis
Cernuda, Rafael Alberti, María Teresa León, Francisco Ayala, Juan Rejano
o Adolfo Sánchez Vázquez, entre otros.
Enlace a los actos:
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